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16 de abril de 2017

Evolución del Producto Interior Bruto de Andalucía (2000-2016)


A finales de marzo, el Instituto Nacional de Estadística ha publicado la Contabilidad Regional de España (Base 2010), en la que Andalucía ha cerrado el ejercicio 2016 con un crecimiento del 2,8% en términos de volumen, similar al registrado en 2015. En términos de producción se ha superado el nivel que existía en 2006 -justo antes de la crisis-, aunque con unos cimientos diferentes a los que apuntalaron el crecimiento durante la década pasada, sustentada entonces por una burbuja financiera e inmobiliaria como bien sabemos. El consumo privado y las exportaciones son el soporte del buen rendimiento que ha experimentado la economía andaluza durante los dos últimos ejercicios. El comportamiento del consumo privado ha sido robusto y saludable, en tanto que se ha producido en una fase de reducción del endeudamiento de las familias y empresas, y gracias a la mejoría en la adquisición de bienes duraderos que fueron muy castigados durante la crisis. El consumo público por su parte ha intentado mantener el gasto en la medida en que sus posibilidades presupuestarias lo han permitido, y aunque se ha producido una relajación en los exigentes objetivos financieros impuestos, no se ha producido una expansión fiscal significativa que suponga un elemento de incertidumbre en el futuro inmediato a la hora de retirar dicho estímulo. Las exportaciones por su parte se han comportado mejor que en el pasado, en la medida en que se ha mantenido el interés exportador de las empresas, y por tanto se ha roto con la dinámica no muy lejana en el que cuando crecía el consumo regional perdía fuerza las exportaciones y crecía fuertemente las importaciones, generando déficit comerciales importantes.


En el gráfico anterior se presenta la aportación a la producción regional de las principales actividades económicas regionales. Como se puede ver, la actividad constructora, inmobiliaria y financiera fueron un aporte decisivo en el incremento de la producción en la fase previa a la crisis, y como consecuencia del desplome de dicha actividad inmobiliaria, la causa principal que restó crecimiento a partir de 2009. Durante el ejercicio pasado los servicios no relacionados con la actividad inmobiliaria y constructora fueron los que más aportaron al crecimiento del PIB, además de los servicios públicos y una pequeña aportación de la actividad relacionada con los servicios inmobiliarios. 



Cuando hablamos de la burbuja inmobiliaria que se gestó en la década pasada, nos referimos al excepcional crecimiento sostenido en una burbuja financiera por parte del sector constructor, además de los servicios inmobiliarios y financieros. El incremento del precios de los activos inmobiliarios unido a la enorme cantidad de recursos financieros disponibles para operaciones de ese tipo, provocó un crecimiento global en todos los sectores de la economía andaluza. Por tanto los sectores comentados anteriormente son los que están directamente relacionados con el origen y declive posterior de la burbuja originaria de la crisis. En el gráfico 3 se puede ver la aportación que realiza cada sector implicado en el crecimiento de la producción entre 2000 y 2016. Al contrario de lo que podría parecer, mientras la actividad constructora y financiera se ha comportado de forma cíclica -o sea creciendo en la fase expansiva y reduciendo en la recesiva-, la actividad inmobiliaria¹ ha presentado una curiosa estabilidad, al contrario de lo que podría parecer. De hecho, en los peores años de la crisis dicha actividad seguía aportando crecimiento al PIB regional. Por otra parte, la actividad pública también ha tenido un comportamiento que no se corresponde con la percepción actual sobre la evolución del gasto público durante la década pasada, en tanto que los servicios públicos no han restado significativamente crecimiento al PIB -salvo en 2012 y de forma residual en 2013 y 2014-, mientras que si tuvo un peso importante en el crecimiento previo a la crisis.



Centrándonos en los resultados económicos de la región durante el ejercicio 2016, la distintas ramas de actividad han tenido diferentes ritmos de crecimiento. Las actividades que más han crecido durante al año pasado han sido las actividades profesionales² (+5,8%), el comercio y la hostelería (+4,5%), los servicios públicos (+4,4%) y la construcción (+4,1%). Por el contrario, las ramas de actividad que menos han crecido han sido la industria (+0,3%), la agricultura, ganadería y pesca (+0,9%) y las actividades inmobiliarias (+1,8%). En el cuadro anterior se puede observar también el comportamiento que ha tenido el VAB regional y los impuestos sobre la producción en términos corrientes. Resaltar la dinámica de los impuestos, lo cuales se casi duplicaron desde 2000 hasta 2006, reduciéndose a partir de entonces de forma importante, por la caída de una actividad económica intensiva en este tipo de recaudación impositiva. Destacar el incremento en los ingresos tributarios que se produjeron en julio de 2010 y septiembre de 2012, básicamente por el incremento de el IVA reducido y general.



Como se puede ver en el gráfico 4, el Valor añadido Bruto de cada rama de actividad se ha comportado de diferente forma a lo largo de los dieciséis años cubiertos por la Contabilidad Regional de España (CRA) publicada por el INE. La actividad relacionada con la agricultura, ganadería y pesca presenta actualmente un nivel de producción superior al existente antes de la crisis. La industria y la construcción recibieron un duro golpe a mediados de la pasada década, y todavía no han conseguido nivelar su producción. Por su parte el comercio y la hostelería se resintieron entre 2009 y 2013, y desde entonces han logrado superar los registros anteriores a la crisis. Hay que matizar que los datos están presentados en volumen de producción, y por tanto no tienen en cuenta la evolución del valor de los bienes y servicios producidos. Esta forma de presentar el PIB deja fuera por tanto la evolución de los precios, y sobre todo el impacto sobre las rentas a través de la Remuneración de los Asalariados y los Excedentes Brutos de Capital que se trataran en una próxima entrada.



En el gráfico 5 continuamos presentando la evolución del Valor Añadido Bruto del resto de actividades económicas importante. La actividad financiera se ha visto muy perjudicada por los excesos originados a partir de la entrada de nuestro país en el Euro. Paradójicamente la actividad inmobiliaria apenas se ha resentido durante el periodo que abarca la CRE, ni incluso después del derrumbe de precios producido o la enorme contracción de la demanda de inmuebles. Por lo que respecta a los servicios públicos no se ha registrado un deterioro significativo de su actividad, algo que contrasta con la percepción que actualmente se tiene del impacto que la crisis financiera ha tenido sobre los recursos disponibles por parte de las administraciones públicas para prestar servicios básicos. Por último, los impuestos netos sobre la producción no ha recuperado aún el nivel existente en la punta del ciclo. Las subidas de impuestos no han conseguido restablecer el volumen recaudado antes de 2008, en gran medida porque dicha recaudación estaba sostenida por una actividad constructora e inmobiliaria carente de demanda final.



NOTAS:

¹ Según la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) las actividades inmobiliarias están compuestas por la compraventa de bienes inmobiliarios por cuenta propia, el alquiler de bienes inmuebles por cuenta propia y las actividades inmobiliarias por cuenta de terceros, básicamente agentes de la propiedad inmobiliaria y gestión de propiedades.

² Actividades profesionales, científicas, administrativas y de servicios auxiliares