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19 de marzo de 2014

La distribución de la renta y su impacto en la desigualdad

En el informe mensual de febrero del servicio de estudios de La Caixa Research incluye un dossier relacionado con las rentas del trabajo desde una perspectiva internacional, y los fenómenos que acompañan a la tendencia de descenso relativo de este tipo dentro de la distribución de la renta total. Los últimos datos de la Contabilidad Anual Regional de Andalucía nos indica que en el último año disponible (2012) se produjo un cambio significativo en la distribución de la renta regional, superando por primera vez desde 1996 los excedentes de explotación y rentas mixtas a las del trabajo. Es por ello que este dossier aporta algunas ideas de gran interés en el debate sobre economía política, y la repercusión que esta dinámica puede provocar en los equilibrios existentes actualmente en la sociedad. Mientras que el crecimiento económico era vigoroso y sostenido, no se percibía como motivo de preocupación la pérdida de peso de las rentas salariales respecto a las del capital. Aquellas crecían, pero a menor ritmo que las segundas, algo que en la fase recesiva ha tomado interés en tanto que supone un desequilibrio que la sociedad percibe injusto y desproporcionado, aunque eso es más materia del análisis político por su impacto en la equidad y la desigualdad social.  El dossier proporciona un dato significativo al respecto: las rentas salariales han disminuido de forma significativa en casi todos los países desarrollados, a excepción de Dinamarca, Reino Unido, Portugal y España. Hay que aclarar que la distribución de las rentas a este efecto se calcula dividiendo las rentas que obtienen los trabajadores entre el PIB. Por tanto, no se tiene en cuenta ni el número de trabajadores activos ni lo que perciben, de manera que es una variable amplia que no recoge todos los elementos particulares que puedan tener algunos países o zonas concretas. En el caso de España y Andalucía, la destrucción de empleo ha sido anormal y excesivo, de manera que su descenso traumático ha implicado una importante reducción de las rentas salariales, las cuáles crecieron potentemente en la fase previa a la crisis, debido a la creación de empleo en sectores intensivos en este factor productivo, y al fuerte endeudamiento que ayudó a construir un modelo económico desequilibrado y basado en una visión utópica de la situación real.

Hay que tener presente que las rentas del trabajo están menos concentradas que las del capital, por eso es de gran interés estudiar la evolución de ambas. Mientras mayor es el crecimiento relativo de la segunda, mayor es también la brecha de ingresos que obtienen ambos grupos, y menor es la equidad en el reparto de la producción de un país. Por citar a la mayor economía desarrollada del planeta como es EEUU, mientras que en la década de los ochenta el 1% de la población con mayores ingresos obtenía el 10% de su PIB, en la década pasada la cifra se incrementó al 16,8%. Hay que matizar que en Europa el modelo es diferente y el Estado de Bienestar del que goza es más equitativo y solidario que el que existe en otras zonas del planeta. Aún así, la globalización económica y financiera, la segmentación de la cadena productiva, la irrupción de economías en desarrollo con una excepcional capacidad competitiva, y sobre todo la mejora tecnológica están forzando un cambio estructural en el que la productividad como objetivo final está comprimiendo los criterios de remuneración laboral que se han estado utilizando hasta ahora. Y es que el equilibrio en la distribución de las rentas parece quedar fuera del escenario de crecimiento en los próximos años en detrimento de unos coste laborales totales menores, que ayuden a que las empresas sean más competitivas en el exterior vía costes, algo que mal planificado puede resultar un desastre social en el largo plazo.

En el informe citado también se plantea si la tecnología y la riqueza actúa a favor o en contra del trabajador, y como en muchas otras cuestiones, los resultados no están perfectamente definidos.  El desarrollo tecnológico es un fenómeno que tiene gran impacto en la utilización de mano de obra, toda vez que las mejoras técnicas y científicas suelen traer también incrementos de la producción asociados a un nivel similar de recursos y factores productivos. Por tanto, la tecnología provoca que se prescinda de mano de obra que es sustituida por las nuevas inversiones, pero también que los trabajadores que conservan su puesto de trabajo puedan cobrar más gracias al aumento de la productividad asociada a dicha mejora. La mejora tecnológica también requiere de niveles de cualificación mayores, y esto a su vez genera mayor ingresos para dichos trabajadores, de ahí que la inversión en educación para conseguir un capital humano bien cualificado sea un elemento importante en la orientación de las políticas económicas. Por tanto, el problema está en la mano de obra de baja cualificación que es la que sufre principalmente las consecuencias del desarrollo tecnológico, de ahí que se plantee una contradicción en tanto que el desarrollo proporciona mayor nivel de producción, calidad de vida general y mejores ingresos para la población ocupada en tareas que requieren una alta cualificación, mientras que el resto de trabajadores sufren el mayor peso del capital productivo, y sobre todo del traslado de la producción a países donde las condiciones laborales y salariales son mucho más beneficiosas para las empresas. Pero hay que tener presente que los descubrimientos y avances científicos no son directamente aplicados al mundo de la empresa, y para que éstas inviertan en ellos para ampliar y mejorar su producción, hace falta un requisito que es esencial: el menor precio relativo de los bienes de capital y unos costes financieros reducidos. El abaratamiento de los precios de las tecnologías de la información, de la robótica y de la comunicación ha hecho mucho más accesible la inversión en dichas tecnologías en las últimas décadas, y por tanto, el menor coste relativo de adquirir bienes de capital más sofisticados también genera tensiones a la baja en la retribución del trabajo en general. De ahí que la formación y preparación de profesionales bien cualificados sirva para atraer inversiones que requieran de este tipo de trabajadores. También se comenta otro fenómeno discordante acontecido a lo largo de estos últimos treinta años, y es la globalización, que si bien ha generado un incremento importante del comercio mundial que ha llevado a la especialización de los países en determinados procesos de la cadena de valor de la producción, y a una expansión económica sin tensiones en los precios, también está provocando un desafío importante para los trabajadores de los países desarrollados, que ven como economías en desarrollo con coste laborales menores atraen las inversiones de grandes empresas en detrimento de las economías avanzadas.

En conclusión, el descenso relativo del peso de las rentas laborales sobre el total de la producción ha ido descendiendo a lo largo de los últimos treinta años. España es una excepción, quizás por motivos particulares que no se están recogidos en el período que utiliza el estudio que se cita, y que irá surgiendo en la fase de recuperación en la que parece que nos encontramos. La concentración del capital es una consecuencia intrínseca de la mayor competitividad que se debe conseguir en un mercado global donde la competencia es intensa, y donde los costes laborales duales entre economías avanzadas y en desarrollo hacen que los incentivos económicos sean atractivos para la deslocalización de la producción de bienes y servicios. También es de esperar que la brecha laboral se incremente entre profesionales con alta cualificación y aquellos con una cualificación estándar que ya existen en economías en desarrollo, y que requerirá de un nuevo consenso social en la distribución de la renta para evitar que la desigualdades laborales terminen en generando pobreza y marginalidad.


The Global Decline of the Labor Shared. Loukas Karabarbounis, Brent Neiman
Informe Mensual Febrero 2014. La Caixa Research
* Estadísticas sobre distribución de la renta. Eurostat
* Informe sobre distribución de la renta en España: desigualdad, cambios estructurales y
   ciclos. Consejo Económico y Social