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31 de mayo de 2020

Producto Interior Bruto de Andalucía. Primer trimestre


A mediados de mayo han aparecido los datos trimestrales de la producción andaluza, y como era previsible han arrojado resultados bastante negativos. Quizás el más llamativo sea la reducción del PIB  en términos trimestrales, que jamás ha tenido un registro similar en la serie histórica disponible desde 1995. 


Si vemos el conjunto de datos por el lado de la demanda, se puede ver el derrumbe del consumo privado y de la actividad empresarial, solo compensado en parte por el gasto publico generado en dicho periodo. Por el lado exterior, también se registran un desplome de la actividad exportadora e importadora. 


En el gráfico anterior se puede ver el desplome de la actividad exterior comparable con la ocurrida en 2008, pero producida en un plazo significativamente menor. Conseguir recuperar los niveles previos a la crisis del COVID-19 será el principal reto no solo para la empresas andaluzas, sino para la economía mundial, en la medida en que una gran parte de la actividad económica global está sustentada en el comercio y la actividad turística que son los principales perjudicados de la actual crisis.


Por el lado de la oferta también se puede ver la repercusión que la crisis sanitaria ha generado en el tejido económico regional. En términos relativos la industria en general (-9,4% a/a), la construcción (-8,3% a/a) y el comercio, transporte y hostelería (-8,8% a/a) son los sectores con mayor peso económico que se han visto afectados por la situación. 

En conclusión, todavía es pronto para saber el impacto total que el COVID-19 va ha generar en la economía mundial. Parece que al contrario que lo sucedido en 2008, los países europeos más reticentes a poner en marcha planes de ayuda para evitar el derrumbe de la actividad, están algo más convencidos de la necesidad de estimular la demanda a través de transferencias, en vez de seguir acumulando más deuda en países que como el nuestro, tiene poca capacidad en el futuro para responder a ese mayor endeudamiento. Ahora mismo todo es incertidumbre y buenas intenciones, pero como ya deberíamos saber el camino del infierno está empedrado de ellas, y todavía es pronto para poder hacer una evaluación del alcance que dichas medidas puedan tener en la economía andaluza. 

Lo que si se puede hacer ya y sin tener que esperar, es comprender qué debe plantear la sociedad andaluza para evitar que en el futuro una crisis de esta magnitud vuelva a poner al borde del precipicio el sistema social y económico de la región. El estímulo a través del endeudamiento se agotó con la crisis financiera de 2008, y el estímulo a través de transferencias es probable que se agote con la crisis sanitaria actual. El proyecto europeo tiene unos límites, y no se puede estar constantemente apelando a la solidaridad y la ayuda como única forma para resolverlas, y máxime si después de salir de ellas no se ponen en marcha estrategias con las que poder tener capacidad de respuesta para las que vengan en el futuro. Seguir cuestionando la credibilidad y legitimidad de la Unión Europea -una vez salgamos de la actual crisis- solo en función de las ayudas que se reciban de ella, es claramente un error que puede poner en peligro las costuras del proyecto, sobre todo si los demás socios perciben una falta de previsión o aún peor, si piensan que son ellos los que sufren el riesgo moral de los errores económicos de aquellos que constantemente apelan a su solidaridad.