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30 de octubre de 2014

Índice de Precios al Consumo de Andalucía. Septiembre 2014


Los precios en Andalucía han bajado un -0,3% en el mes de septiembre, y por tanto continúa la fase de descenso en el coste de una parte de los bienes y servicios de la cesta de la compra regional. Las comunicaciones descienden un -5,9%, ocio y cultura el -3,0%, transporte un -1,2%, menaje el -1,0%, alimentos y bebidas no alcohólicas un -0,8%, y por último medicina que desciende el -0,4%. En terreno positivo están la vivienda (+3,0%), la enseñanza (+1,4%), otros bienes y servicios (1,1%), bebidas alcohólicas y tabaco (+0,5%), hoteles y restaurantes (+0,4%), y vestido y calzado (+0,1%). 




Respecto al comportamiento del IPC a nivel nacional, vemos que los descensos en los precios están siendo mayores en la región andaluza, algo que viene sucediendo durante todo el año. En septiembre han descendido un -0,2% en el conjunto del estado, destacando la disminución del -0,8% en Canarias, mientras que en Baleares crecen un +0,3% respecto al mismo mes del año anterior. La subyacente por su parte se coloca en negativo (-0,1%), algo que no es habitual en la economía española. Aunque se ha explicado muchas veces los riesgos que para el empleo y la actividad tiene un fenómeno de deflación en los precios, es curioso comprobar que la actual coyuntura no solo no perjudica el empleo sino que al contrario crece junto con la actividad económica. El consumo privado ha mejorado respecto al año anterior por muchas razones, y los precios han podido ayudar. Y es que no es lo mismo que desciendan los precios de los productos energéticos o bienes intermedios que importamos, a que bajen los productos industriales que fabricamos dentro del país o los servicios que recibimos. El impacto en la actividad es distinta, ya que los primeros abaratan la cadena de costes en la economía sin repercutir en la actividad, y por tanto mejora la capacidad de compra de los consumidores. Los descensos en los segundos se consiguen exprimiendo aún más los principales núcleos de coste en la actividad empresarial, o sea los costes laborales y los precios de los insumos de los proveedores.


En el cuadro anterior podemos ver el comportamiento de los precios desde 2002. En concreto, la inflación subyacente (la que no tiene en cuenta ni productos energéticos ni alimentos sin elaborar) muestra mayor estabilidad debido a que excluye aquellos productos de la cesta de la compra que mayor volatilidad tienen. Hay que destacar la variabilidad de los precios de los productos energéticos, en gran medida debido a las oscilaciones en las cotizaciones del petróleo, y que influyen fuertemente en los precios generales de la economía andaluza. Esta influencia es en gran medida exógena y por tanto no podemos controlarla, al igual que sucede con los precios de los alimentos no elaborados que dependen de factores climatológicos. Es por esta razón que para analizar mejor los problemas de inflación de una economía se utiliza el IPC subyacente, ya que es un indicador más fiable sobre la tendencia del núcleo duro de los precios en dicha economía. En el cuadro se puede ver también como los episodios de mayor incremento del IPC general coincide con un aumento en los alimentos no elaborados y/o de los productos energéticos. Quizás es por esto por lo que los expertos no plantean un escenario prolongado de descensos de precios en el futuro próximo, ya que la economía española se caracteriza por sus tensiones inflacionistas procedentes del sector servicios. Aunque también es cierto que la situación actual es diferente a lo vivido en los últimos años, y es por ello por lo que existe una especial preocupación por el tema.