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7 de diciembre de 2018

Situación empresarial en Andalucía (I)


La situación empresarial es un elemento de vital importancia en una economía, ya que de ella depende en gran medida la creación de empleo y de una parte importante de los recursos fiscales de las administraciones públicas. La confianza que muestren estos agentes económicos es un indicador bastante fiable de la evolución futura de la inversión y por tanto de la capacidad de competir y de crear riqueza que tiene un territorio. Los datos más recientes de confianza empresarial - gráfico 21.1 - muestran un descenso significativo en el cuarto trimestre del presente ejercicio. En el caso de Andalucía el descenso ha sido de 4,0 puntos respecto al trimestre anterior (ESP: -2,3) y de -1,6 puntos respecto al mismo trimestre del ejercicio anterior (ESP: -1,6).


En cuanto al número de nuevas sociedades mercantiles en Andalucía - gráfico 20.1 - continúa el ritmo de creación en torno a una media mensual de 1.300 sociedades, registrando el acumulado de septiembre un volumen de 12.160 sociedades creadas, lo que supone un incremento del 3,9% interanual (ESP: -0,1%). Aunque en dicho mes se ha producido una ligera corrección, el ritmo de fundación de nuevas mercantiles está en línea con el nivel registrado durante la recuperación económica. Por su parte, el número de disolución de sociedades mercantiles  se ha situado en 2.348 unidades en el acumulado de septiembre, lo que supone un descenso del -4,9% respecto al mismo período del año anterior (ESP: +2,4%).


Si hacemos una comparativa regional de la conducta registrada en el ritmo de creación de sociedades mercantiles, merece la pena destacar el comportamiento de la comunidad madrileña y la catalana. Y es que mientras la media anual de mercantiles creadas aumenta de forma constante y significativa en el caso de la primera región, sucede todo lo contrario en el caso de la segunda. Puede haber varios aspectos que influyan en ello, pero sin duda uno de los que más peso tienen es el conflicto territorial generado en Cataluña. Teniendo en cuenta que este indicador no registra el cambio de domicilio social de las empresas, sino la creación de nuevas sociedades mercantiles, sería interesante saber que porcentaje de esa coyuntura es debido a decisiones de largo plazo o simplemente son episodios coyunturales.


En el cuadro anterior se presenta la creación de sociedades mercantiles por comunidades, regiones y ciudades autónomas. En él se puede ver como la región andaluza presenta un crecimiento acumulado durante el presente ejercicio del +3,9% interanual, siendo el porcentaje de nuevas mercantiles andaluzas del 16,7% del total nacional. Si nos fijamos en el comportamiento del resto de comunidades, podemos destacar el descenso del -8,3% en el caso de la región catalana frente al incremento del 5,9% de la madrileña, lo que contrasta con el comportamiento plano del conjunto nacional (-0,1%). El pobre desempeño del país hay que matizarlo en tanto que si se excluye la partida catalana, el crecimiento acumulado de septiembre habría sido mayor, en torno al +2,0%. En cuanto tipos de sociedades nuevas constituidas, las sociedades anónimas andaluzas suponen solo el 7,9% del conjunto nacional, mientras que la Comunidad de Madrid acapara casi el 50% de las nuevas mercantiles creadas hasta septiembre (CAT: 14,0%). En cuanto a las sociedades limitadas, el comportamiento relativo es casi idéntico al del total en la medida en que las sociedades anónimas representan un porcentaje muy pequeño del total.

En conclusión, el ritmo de creación de nuevas sociedades ha crecido a buen ritmo en Andalucía hasta septiembre, debido principalmente a la continua mejora del consumo y de la economía en general. La confianza empresarial ha presentado una bajada en el último dato disponible, y aunque ha sido general en todo el país, el peor comportamiento relativo andaluz podría ser causado por la convocatoria electoral de diciembre. Quizás el elemento más llamativo de lo presentado sea la evolución registrada en la comunidad catalana, que muestra de forma clara un comportamiento significativamente peor que el resto de comunidades, y que muy probablemente sea debido a la conflictividad social que merma la confianza empresarial y desincentiva la creación de nuevas empresas, algo que finalmente perjudica el conjunto del país.