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6 de junio de 2010

El PIB trimestral andaluz modera sus caídas

En el primer trimestre del año, la economía andaluza ha crecido un 0,5% respecto al trimestre anterior. Este crecimiento se ha debido a la mejor conducta del consumo final regional ( -0,1% trimestral ) y el saldo exterior ( 1,0% trimestral ) de la economía andaluza.

Si tomamos los datos interanuales, la tasa de crecimiento arroja un -1,5%, lo que supone una mejoría respecto al dato del tercer y cuarto trimestre del año anterior, que arrojaron cifras del -3,9% y -3,1% respectivamente. Por el lado de la demanda, casi todas las magnitudes se han comportado de manera positiva; así hemos pasado de un descenso del consumo regional del -2,5% en el cuarto trimestre del año pasado al -0,1% de este año. El dato negativo viene del comportamiento del saldo exterior de la economía, que ha pasado de registrar crecimientos del 2,5% y 2,7% en los últimos trimestres del 2009, al 1,0% del trimestre en curso.

Por el lado de la oferta, también se han registrado comportamientos relativamente mejores, así, el sector servicios ha tenido un descenso del -0,3% durante el trimestre (-1,3% 3T2009 y -1,0% 4T2009), la construcción suaviza sus descensos con el -6,5% (-12,1% 3T2009 y -8,8% 4T2009), y la industria modera sus caídas hasta el -6,3% trimestral (-12,1% 3T2009 y -11,9% 4T2009).

El paro continúa en niveles excesivos
El PIB andaluz descendió el año pasado un 3,5% debido al intenso deterioro de la economía mundial y los desequilibrios de nuestra economía que lo ha intensificado, provocando el peor dato desde la década de los ochenta. La tasa de paro sigue siento el principal indicador a observar dado la cifra tan significativa que ha alcanzado durante la crisis, que viene a ser un reflejo de los desequilibrios formados durante la década pasada. Como dato sirva el número de trabajadores de la construcción, que en 2007 alcanzaron los 500.000 empleos, mientras que las previsiones actuales lo sitúan por debajo de la mitad. Este descenso tan brusco tiene su principal causa en la construcción residencial, donde las viviendas iniciadas han pasado de las 151.000 y 149.000 en los años 2005 y 2006, a las 28.000 viviendas del año 2009; las previsiones para este año tampoco invitan al optimismo, ya que no superan las 20.000 viviendas iniciadas, la mayoría en el segmento de protección oficial.

Hay que tener presente que el empleo en el sector servicios es el que más empleo tiene en la economía andaluza. En 2006 superó los dos millones de empleos y para este año se espera una cifra por encima de los 2,1 millones por lo que no ha sufrido con tanta intensidad los efectos de la crisis. El sector industrial también ha sufrido un impacto en sus cifras de empleo, así hemos pasado de los 325.000 empleos alcanzados en 2007 a los 260.000 que se estima se alcancen de media durante el año en curso.

Si comparamos nuestros datos con nuestro vecinos de la Unión Europea, las conclusiones son bastante preocupantes. En el año 1998 la tasa de paro era del 15% para España y cercano al 30% para Andalucía; en 2009, ese mismo dato está en torno al 18% en el caso nacional, y del 25% en el caso regional; si pasamos a comparar con la media de la UE de 1998 y 2009 en los que la tasa media de paro estuvo en torno al 9%, el diferencial de tasa de paro se dispara en el caso regional a los 16 puntos porcentuales, incluso superior al que había diez años antes de la incorporación de países con amplios desequilibrios como Bulgaria, Rumanía, Hungría, etc. Es llamativa la intensidad del deterioro de este indicador, teniendo en cuenta que en el período previo a la crisis estaba en torno a los 5 puntos porcentuales.

Mejora relativa de indicadores
 

Aunque algunos indicadores aportan datos contradictorios, la tendencia de fondo es de disminución de la intensidad del deterioro de las principales estadísticas económicas de la región. El PIB trimestral, aunque negativo, mejora respecto a trimestres anteriores, la tasa de paro se estabiliza gracias también a la moderación en el crecimiento de la población activa, y el consumo privado parece haber frenado su caída. Por el contrario, el consumo público no puede seguir compensando la falta de actividad de la economía andaluza, y esto genera cierta preocupación respecto a la influencia en el crecimiento y el empleo. Además, las importaciones han comenzado a crecer reduciendo el aporte positivo al PIB del 2,7% del cuarto trimestre del año pasado, al 1,0% del primer trimestre de este año.

El escenario financiero actual tampoco es de gran ayuda a las economías europeas, y tampoco por tanto para la andaluza. Los mercados financieros están tensionados por las dudas -justificadas o no- respecto a la capacidad de países como España, Portugal o Irlanda de corregir sus desequilibrios fiscales y su capacidad para crecer de manera que no agrave el déficit presupuestario de sus cuentas; temen asimismo que estos desequilibrio contables generen una espiral de déficit/deuda que los mercados no están dispuestos a financiar.

Las operaciones corporativas en las cajas de ahorros también están creando incertidumbre, y no ayudan a generar confianza en los inversores internacionales -tampoco nacionales- para financiar al sector privado de la economía, con lo que a falta de crédito bancario y de crecimiento del empleo las posibilidades de remontar la situación son realmente escasas.

En conclusión, el crecimiento en forma de V ya está descartado hace tiempo. La U parece más un deseo que una realidad; y la L parece ganar terreno en cuanto a las expectativas futuras de la economía. La travesía del desierto acaba de comenzar; los estímulos fiscales van a desaparecer próximamente ya que ni los mercados ni la Unión Europea están dispuestos a financiarlos, y sin la inyección de recursos públicos y la más que probable retirada de los estímulos monetarios por parte del BCE, las alternativas al crecimiento vienen sólo por aumentar la competitividad de la economía, lo cuál no es nada fácil, teniendo en cuenta que hemos perdido gran parte de ella a favor de países asiáticos y latinoamericanos que han conseguido salvar sus economías de la crisis mundial, mientras nosotros centrábamos los esfuerzos económicos y financieros en un sector inmobiliario poco competitivo y que ha generado un gran bloqueo de recursos financieros a medio y largo plazo, que necesitan la economía productiva y las familias de esta región sin falta.