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8 de marzo de 2013

Tasa de paro en Andalucía. 4ºT 2012


La tasa de paro en la comunidad andaluza ha terminado el año pasado en el 35,86% de su población activa. Por su parte, la tasa nacional terminó en el 26,02%, cifras ambas muy preocupantes. Desde el comienzo de la crisis, y si tomamos como referencia el cuarto trimestre de 2007, la tasa de paro de la región ha crecido desde el 13,99% hasta el 35,86%, lo que implica un aumento del 22%, reflejando claramente el impacto tan fuerte que el fin de la burbuja financiera  e inmobiliaria ha tenido sobre el tejido empresarial y social de Andalucía. Las consecuencias de esta situación es que el consumo se ha deprimido fuertemente y la renta salarial ha descendido de manera importante, por lo que también se ha deteriorado la capacidad de ahorro de las familias. Por su parte, el proceso de consolidación presupuestaria de la administración pública autonómica y nacional imposibilita la capacidad de estimular la economía vía gastos público, y las inversiones en obra civil e infraestructuras están paralizadas.

En cuanto al diferencial de las tasas de paro nacional y regional, podemos observar en el gráfico como desde el segundo trimestre de 2008 (7,0% de diferencial) comienza una tendencia alcista que le ha llevado a situarse en el 9,8% en el último trimestre del año pasado. Esto pone de manifiesto que el mercado laboral andaluz ha sufrido un mayor impacto de la crisis económica, lo que viene a colocar a la región en la cola en cuanto a tasa de paro registrado se refiere. En la fase expansiva previa a la crisis la media del diferencial con respecto a la tasa de paro española se sitió en el 4,5%, siendo la media en el periodo 2008-2012 del 8,0%, casi el doble. De todas formas, es esencial un análisis que exponga la realidad sobre el diferencial crónico que sufre el mercado laboral andaluz respecto al nacional y al europeo durante su historia económica reciente, ya que la situación actual se ha visto agravada comporativamente por una estructura económica inadecuada, además de unos incentivos mal diseñados.