La Contabilidad Nacional Trimestral de España del cuarto trimeste de 2013 ha arrojado datos significativos relacionados con el cambio estructural que está realizando la economía española. Y es que por primera vez desde 1998, la economía nacional ha podido acumular una financiación positiva anual de 15.653 millones de euros, lo que representa un 1,5% del PIB. En términos trimestrales, la capacidad de financiación frente al resto del mundo se ha situado en 7.815 millones de euros, lo que representa un 3,0% del PIB del período. El crecimiento económico de la década pasada necesitó de un volumen de financiación externa muy importante como se puede ver en el gráfico anterior, y el año cerrado ha supuesto un cambio contundente en los dinámica financiera de la economía española. La mejora señalada se ha producido básicamente por el buen comportamiento del saldo de intercambios exteriores de bienes y servicios (17.056 millones de euros), aunque hay que señalar el peor resultado de la balanza de rentas y transferencias corrientes y de capital que descendieron a los 2.651 millones de euros.
En el gráfico anterior podemos ver el resultado final de los distintos componentes y el cambio producido respecto al año anterior. Los mas reseñable es la gran cantidad de recursos que ha absorbido el sector público tanto en el 2012 como en el 2013, aunque en este último la reducción ha sido significativa, siendo la mejora de 37,056 millones de euros (3,6% del PIB). Hay que matizar que el resultado obtenido por las Administraciones Públicas habría sido otro si se excluye las ayudas destinadas al saneamiento del sistema financiero, los cuáles anotan saldos de 70.227 y 67,578 millones de euros en el 2012 y 2013, cifras que ponen de manifiesto la gran cantidad de recursos financieras externos que ha tenido que asumir la economía española para normalizar la situación. También hay que destacar la reducción del importe de la capacidad financiera de las entidades bancarias observada durante el año pasado, que ha marcado una disminución del saldo anual de 47.345 millones de euros, aún incluyendo las ayudas recibidas del estado. Esto explicita dos aspectos conocidos de la crisis financiera que padecemos: la primera la conexión de la crisis bancaria con el presupuesto público vía absorción de pérdidas por el estado, y segunda, el enorme esfuerzo que ha representado el saneamiento de las instituciones bancarias españolas.
Los hogares y las sociedades no financieras son los únicos sectores que obtienen resultados positivos durante los dos últimos años crisis tal como se puede observar en el gráfico anterior. Los hogares se anticiparon registrando capacidad de financiación ya en 2008 después de un quinquenio de grandes necesidades financieras. Podemos ver como desde 2009 que registró un máximo de 66.246 millones de euros, la cifra ha ido disminuyendo a lo largo de la crisis, y en 2013 se ha estabilizado en los 25.000 millones de euros. Este comportamiento se puede entender por el enorme desgaste de rentas que han sufrido los hogares a lo largo del período transcurrido desde 2007. La tasa de ahorro también está registrando el deterioro del entorno económico en el que se encuentran, básicamente por el incremento sustancial del paro y la presión sobre las rentas salariales que las reformas han producido. Como se puede ver en el gráfico de arriba, la tasa de ahorro de los hogares se ha situado en los dos últimos años al mismo nivel que el registrado en el período pre-crisis, que se caracterizó por un intenso dinamismo económico y por tanto de mayores necesidades financieras. Sin embargo las causas son totalmente distintas, mientras que en el quinquenio previo a la crisis las familias estaban inmersas en un fuerte proceso inversor en viviendas, que absorbía gran parte de sus ahorros y necesitaba de financiación, actualmente la baja tasa de ahorro se explica por el fuerte proceso de reducción de pasivos financieros, a lo que se une las dificultades comentadas anteriormente de paro y rentas a la baja. Una tasa de ahorro pobre es un gran obstáculo para la recuperación, toda vez que esta viene precedida de un incremento de la inversión empresarial, que necesita de financiación para sus proyectos. De ahí que la gran cantidad de recursos financieros dirigidos a la financiación pública sea un obstáculo para la estabilización del crédito a empresas y hogares, y por tanto un objetivo de reducción del déficit sea prioritario para mejorar la situación general en los próximos años.
Referencias: