Los datos de la Encuesta de Población Activa regional del segundo trimestre confirma el cambio de tendencia en el mercado laboral. Si tomamos como referencia el trimestre anterior, el número de parados ha descendido un 0,2%, mientras que el número de ocupados ha aumentado un 0,7%. Por su parte los activos crecieron un 0,4%, lo que sitúa la tasa de actividad en el 58,7% de la población, un buen indicador que pone de manifiesto el freno en la pérdida de población en edad de trabajar.
Respecto a la Encuesta de Población Activa nacional, la tasa de paro se ha reducido hasta el 24,5% según datos del IEA, situándose la tasa de actividad en el 59,6%. El mejor comportamiento del empleo en el resto del territorio español ha provocado que se amplíe el diferencial de la tasa de paro hasta los 10,3 puntos, lo que supone 1,3 puntos más respecto al obtenido en el trimestre anterior.
Los datos aportados por la EPA del segundo trimestre del año han sido mejor de lo esperado al menos en el conjunto de España, y en realidad viene a confirmar los buenos resultados que ya estaban ofreciendo otros indicadores como la afiliación a la Seguridad Social. Hay que matizar que las cifras brutas excepcionales de empleo que se han obtenido tienen un alto componente estacional, y por tanto es conveniente un análisis más profundo para poder sacar conclusiones más avanzadas (1) . En todo caso, la intensidad actual en la creación de empleo en términos desestacionalizados proyecta una década por delante para conseguir los niveles alcanzados antes de la crisis. Probablemente sea difícil volver a conseguir la punta del ciclo, aunque lo más preocupante es que se mantenga o incluso empeore la crónica dualidad del mercado laboral español, en el que siguen ganando terreno los contratos temporales y/o a tiempo parcial, algo que dificulta mucho el consumo, sobre todo en bienes duraderos.