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22 de mayo de 2015

Empleo a tiempo parcial en Europa


La calidad del empleo es un asunto de especial importancia para que una sociedad pueda disfrutar de un estándar de vida desarrollado. La precariedad laboral está siendo un tema de máxima actualidad, aunque el problema no sea nuevo. Dentro de dicha precariedad suelen incluirse los contratos a tiempo parcial, en tanto que la gente quieren un trabajo a jornada completa. En el gráfico de arriba podemos ver la evolución que han tenido este tipo de contratos en el contexto europeo. Lo más destacable es el incremento general que ha tenido el uso de éstos en los últimos veinticinco años, y sobre todo en el caso de Alemania. Esto último contrasta con el crecimiento económico alemán que ha experimentado durante dicho período, en tanto que esta fortaleza económica debería haberse reflejado en la calidad de empleo, o sea en empleos de jornadas completas. Hay que matizar dos cosas; en primer lugar, el contrato a tiempo parcial es asimilado a contrato de baja calidad laboral en tanto que se da por hecho que todo el mundo quiere trabajar una jornada completa, algo que no tiene porqué ser así. En segundo lugar, el ejemplo alemán puede sugerir que parte del "éxito" económico que se corrobora en la dinámica productiva se pueda deber en parte a una mayor flexibilidad laboral proporcionada por los Part-time.



En el cuadro anterior, tenemos la evolución que ha seguido este tipo de contratación durante estos últimos veinticinco años. Como se puede observar es en España e Italia donde más han crecido los part-time, llegando a incrementarse más del triple en el caso español, y casi cuatro veces en el italiano. Si nos centramos en el período posterior a la crisis, el incremento de este tipo de contratos no se puede calificar de excesivo tal como podría esperarse teniendo en cuenta el contexto económico en el que nos encontramos (+4,9 puntos porcentuales entre 2007 y 2014 en la Unión Monetaria). Si tomamos como referencia el peso de los contratos a tiempo parcial dentro de las cuatro mayores economías de la zona euro, si podemos comprobar que la crisis ha impactado más en España (+4,3 pp) e Italia (+4,6 pp), que en Alemania (+1,1 pp) y Francia (+1,3 pp). Es curioso ver que los datos anteriores contradicen en parte las opiniones recientes expuestas en muchos foros sobre la precarización laboral de la economía alemana a consecuencia de la crisis.  

En conclusión, habría que plantearse si hemos llegado a un punto en que la redistribución de la renta habría que realizarla mediante otros mecanismos distintos o/y complementarios al contrato indefinido y a tiempo completo para toda la población activa. La disciplina económica está para solucionar problemas y no para crearlos, pero la capacidad de las políticas económicas autónomas para gestionar la situación y maximizar objetivos sociales están cada vez más limitadas en un contexto globalizado como el que vivimos. La macroeconomía no termina en los pirineos, sino al contrario, es ahí donde comienza, y si países con económicas potentes y estándares de vida avanzados mantienen figuras laborales que no son las mas deseables desde el punto de vista social, es complicado pensar que nuestro país consiga frenar la convergencia hacia tasas medias más altas en los part-time. La flexibilidad laboral se está imponiendo claramente, y es probable que necesitemos algún mecanismo adicional para mejorar económicamente los empleos temporales y mal remunerados que crea actualmente la economía española. Hay propuestas interesantes en el mercado mediático y político, pero también hay algunas que muestran una gran miopía en tanto que prescinden de dos componente esenciales: la globalización y la situación financiera. El tema es complejo y delicado, pero señalar los problemas y buscar los culpables no nos va a sacar de la crisis, aunque obviamente tenga otras utilidades.