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1 de mayo de 2015

Temporalidad laboral según la EPA


El tema de la temporalidad en los contratos de trabajo está siendo ampliamente citado en análisis y opiniones sobre la poca calidad en la creación de empleo en la actual fase de recuperación económica. Es llamativo la intensidad del debate en tanto que la dualidad del mercado laboral español no es una cuestión nueva ni desconocida para aquellos que lo han seguido en los últimos veinte años. De hecho se ha convertido en una de las propuestas estrella de algunas formaciones políticas ante el escenario electoral en el que estamos inmerso. En el gráfico anterior podemos observar el comportamiento que han tenido los contratos indefinidos durante la fase expansiva, y la posterior durante la crisis. Sabemos que la crisis económica se ha manifestado básicamente en la fuerte destrucción del empleo, y en concreto de los temporales. En dicho gráfico podemos ver este fenómeno, en tanto que el comienzo de la crisis supuso un incremento de la proporción de contratos indefinidos sobre el total de 15 puntos hasta 2013, y como a partir de la recuperación del empleo este porcentaje ha descendido hasta el nivel del 65%. Un aspecto curioso a destacar es que la enorme preocupación que muestra una gran parte de la opinión pública, y de los creadores de ésta, por el tema de la temporalidad laboral, parece mostrar una gran miopía, en tanto que en el pasado reciente las cifras eran bastante más desfavorables para el empleo estable y de calidad, y en la hemeroteca no transcendía tanto la excepcional preocupación ni la extraordinaria necesidad de solucionar dicho problema. En parte esto era así porque se estaba creando empleo con intensidad, y por tanto la temporalidad no era un elemento útil en el ámbito mediático, quedando sólo como tema recurrente en el ámbito académico y de estudios nacionales e internacionales (OCDE, FMI, ect).  



Pasemos a describir la situación de la región andaluza dentro del contexto nacional. En el cuadro anterior podemos ver el mapa de la temporalidad en España. El dato más destacable desde la perspectiva regional es el porcentaje de contratos indefinidos sobre el total, que en el caso de Andalucía está en el 65,1%, mientras que la media nacional está en el 76,4%. De hecho nuestra comunidad autónoma es la que menor porcentaje de contratos indefinidos tiene, y por tanto la que mayor proporción de contratos temporales mantiene (34,9%) junto con la Región de Murcia (33,1%) y Extremadura (32,7%).  El peso de la comunidad andaluza en el conjunto nacional también corrobora lo anterior, de hecho Andalucía aporta un 15,2% del total de contratos laborales del país, pero sólo aporta el 12,9% de indefinidos y por contra un 22,5% de los temporales. Es evidente el enorme trabajo al respecto que hay que realizar en la región andaluza que presenta más de diez puntos de diferencia en la actualidad, lo que viene a protagonizar otra singularidad más de su economía.


En el gráfico anterior se puede observar dos cuestiones importantes. La primera es que como ya es sabido el empleo temporal es el gran sacrificado en épocas de recesión o crisis económicas, de ahí el aumento de la proporción de empleos indefinidos dentro del total de contratos laborales. La segunda es que la economía andaluza presenta otra peculiaridad crónica más en tanto que presenta un desfase en sus niveles de estabilidad laboral medido por el número de contratos indefinidos. Este diferencial incluso se ha incrementado con el inicio de la recuperación a lo largo del año pasado, lo que pone de manifiesto el peor comportamiento regional respecto al conjunto del estado.

En conclusión, la temporalidad laboral es una cuestión recurrente muy útil en un contexto electoral como en el que nos encontramos, pero como ya se ha dicho ni es un problema insólito provocado por esta crisis, ni es una consecuencia directa y única de las políticas laborales existentes durante el período que analizamos en los gráficos anteriores. Y es que dentro del contexto histórico inmediato, el índice de temporalidad actual no tiene un nivel desproporcionado, mas bien al contrario, y la capacidad de generar contratos indefinidos está mas apoyado en una mejora de las expectativas económicas para las empresas, que en las políticas laborales en vigor en cada momento. Dicho esto, hay una cuestión esencial en la que hay que insistir, y es que la creación de empleo y el aumento de masa salarial total es un primer soporte que deberá dar paso a una mejora retributiva y una mayor estabilidad en el empleo, ya que lo contrario se presenta complicado en el contexto económico actual. Esto último tiene que producirse ya que, en caso contrario, estaremos repitiendo el mismo modelo económico y laboral que precedió a la crisis que estamos padeciendo. 


Referencias:
Encuesta de Población Activa (EPA). Primer trimestre de 2015Instituto Nacional de Estadística