Por su parte, la tasa de paro en Andalucía ha mejorado en el cuarto trimestre del año pasado, quedando en el 29,8% de la población activa, después de registrar un 34,2% en el mismo periodo del año anterior. Esto ha supuesto una variación absoluta de 197.400 parados menos respecto al mismo trimestre del año anterior, o el -14,1% en tasa interanual. El número total de parados andaluces según la EPA ha descendido hasta los 1.198.000 personas, lo que supone un cambio importante respecto a la dinámica de destrucción de empleo vivida durante la crisis. Los datos en el resto del territorio nacional han sido también de fuerte descenso de las tasas de paro. Así, el desempleo en España ha descendido en 678.200 personas, lo que ha supuesto una tasa interanual del -12,4%, dejando el nivel de paro en el 20,9% del total de la población activa. A destacar la reducción del diferencial de tasas de paro regional respecto a la nacional, que ha cerrado el ejercicio en 8,9 puntos, cuando un año antes dicha diferencia era de 10,5 puntos. Por tanto, sin entrar a valorar el tipo de contrato ni su duración, los datos muestran una intensa mejora respecto a la fase intensa de destrucción de empleo de la crisis en la que la tasa de paro se situó por encima del 36%.
En cuanto al empleo generado, nos vamos a centrar en primer lugar en el empleo público. En Andalucía, el empleo público se situó al cierre de 2015 en 554.300 empleados, lo que ha supuesto un incremento de 29.900 personas (+5,7%). Por su parte, el número de asalariados que trabajaban en el sector privado en la comunidad, ha sido de 1.755.600 personas, lo que ha supuesto un incremento de 102.100 empleados (+6,2%). La tasa de asalariados públicos sobre el total ha sido del 24,0% a cierre del ejercicio pasado. La situación ha mejorado en ambos sectores respecto al 2014, aunque la mayor intensidad se ha percibido a lo largo de 2015, en gran medida por la mejora del consumo privado, que se ha visto impulsado gracias a la relajación en los objetivos fiscales propio de un periodo electoral, al comportamiento de los precios de las materias primas, y a las medidas no convencionales del BCE. A resaltar el hecho que actualmente el nivel de empleo público en términos absolutos y relativos está por encima de los alcanzados durante el período previo a la crisis, por lo que no se corresponde dicha situación con la idea que actualmente existe en amplios sectores de la opinión pública.
En cuanto a la duración del empleo generado, el empleo indefinido ha crecido un +5,8% interanual en el cuarto trimestre de 2015, mientras que el temporal lo ha hecho en un +6,5%. En total, el número de personas con contratos de duración indefinida ha crecido en Andalucía en 81.800 personas durante el año, mientras que los contratos temporales se han incrementado en 50.300 personas. El porcentaje de empleo indefinido sobre el total se ha situado en dicho trimestre en el 64,5% de empleo total. Si vemos los resultados obtenidos al nivel nacional en los distintos tipos de contratos, el indefinido ha crecido en el periodo citado un +1,6% mientras que el temporal lo ha hecho un +9,5%, por lo que en este aspecto los datos registrados en Andalucía durante dicho trimestre han sido mejores. De todas formas hay que destacar que el empleo indefinido a nivel nacional es del 74,3%, lo que supone un diferencial de casi diez puntos porcentuales de diferencia. Se puede ver en el gráfico que si el comienzo de la recuperación se ha materializado en la creación de empleo temporal, actualmente el empleo indefinido está tomando ritmo, con lo que esto supone para la estabilidad económica de las familias.
Los últimos datos sobre costes laborales totales por trabajador correspondiente al cuarto trimestre de 2015, arrojan un crecimiento del 1,4% interanual, situándose el coste por trabajador para Andalucía en 2.410,40 euros. A nivel nacional, el Coste Laboral por Trabajador se situó en 2.671,40 euros, siendo el crecimiento anual del 1,2%. El 2015 ha sido el año en el que se ha revertido la dinámica salarial, en tanto que la media del coste salarial ha crecido un 1,5% en Andalucía, y un 1,7% a nivel nacional. Esto es una buena noticia, aunque hay que matizar que el mayor esfuerzo en la contención del gasto salarial ha sido y está siendo soportado sobre todo por el nuevo empleo, en la medida en que éstos no incorporan las mejoras salariales que si tienen aquellos trabajadores que han permanecido en sus puestos de trabajo durante la crisis. Los datos sobre convenios colectivos indican que se están firmando subidas salariales por encima del 1%, por lo que es probable que la fase de reducción general de los salarios acontecida tras la crisis se dé por concluida. Tampoco se espera mejoras importantes en la retribuciones de los trabajadores en el medio plazo, salvo que se produzca un cambio sustantivo en el modelo laboral actualmente en vigor.
En cuanto a la duración del empleo generado, el empleo indefinido ha crecido un +5,8% interanual en el cuarto trimestre de 2015, mientras que el temporal lo ha hecho en un +6,5%. En total, el número de personas con contratos de duración indefinida ha crecido en Andalucía en 81.800 personas durante el año, mientras que los contratos temporales se han incrementado en 50.300 personas. El porcentaje de empleo indefinido sobre el total se ha situado en dicho trimestre en el 64,5% de empleo total. Si vemos los resultados obtenidos al nivel nacional en los distintos tipos de contratos, el indefinido ha crecido en el periodo citado un +1,6% mientras que el temporal lo ha hecho un +9,5%, por lo que en este aspecto los datos registrados en Andalucía durante dicho trimestre han sido mejores. De todas formas hay que destacar que el empleo indefinido a nivel nacional es del 74,3%, lo que supone un diferencial de casi diez puntos porcentuales de diferencia. Se puede ver en el gráfico que si el comienzo de la recuperación se ha materializado en la creación de empleo temporal, actualmente el empleo indefinido está tomando ritmo, con lo que esto supone para la estabilidad económica de las familias.
Los precios de las viviendas tienen un peso importante en las decisiones económicas de las familias, ya que por un lado es la inversión más importante a la hora de crear un nuevo hogar, y por otro es el principal activo para la mayoría de ellos. De hecho, la propiedad de la vivienda ha sido durante este periodo un elemento esencial para evitar situaciones financieras difíciles como las que se han vivido en estos años de crisis. El Índice de precios de vivienda muestra un crecimiento general del +3,0% interanual durante el cuarto trimestre del año pasado, siendo la vivienda nueva la que más ha crecido con un +6,5%, mientras que la vivienda de segunda mano lo ha hecho un +2,5% en dicho trimestre. Al igual que otros indicadores ya comentados en apartados anteriores, los precios de las viviendas han comenzado a crecer a lo largo de ejercicio pasado, en gran medida por la mejora laboral y por la facilidad financiera que ha provocado la política monetaria del BCE. Aunque hay que matizar que la situación está aún lejos de la normalidad, ya que existen muchas viviendas vacías tanto nuevas como usadas por vender, y la mejora de rentas no es lo suficientemente intensa como para amplificar lo suficiente el mercado inmobiliario.
Otro aspecto importante para describir la situación socioeconómica actual lo podemos observar en los beneficiarios de prestaciones por desempleo en la comunidad andaluza. Enero es el último mes con datos disponibles, y en Andalucía había un total de 577.933 beneficiarios de este tipo de prestaciones, lo que supone un descenso interanual de 29.832 (-4,9%) personas menos que el mismo mes del año anterior, y un incremento de beneficiarios de 11.811 (+2,1%) respecto al mes de diciembre. El subsidio de desempleo lo perciben un total de 265.066 personas, lo que supone el 45,9% del total de beneficiarios. A continuación están la prestación contributiva, que la reciben un total de 141.174 personas, lo que supone el 24,4%. El subsidio de eventuales agrarios tiene 102.008 beneficiarios (17,7%), la renta activa de inserción la reciben 60.990 personas (10,5%), mientras que el programa de activación de empleo lo reciben 8.695 personas (1,5%). Todo lo anterior ha supuesto un esfuerzo financiero de 373 millones de euros, lo que supone el 21% del total destinado a este fin a nivel nacional. La cuantía media de la prestación contributiva percibida por beneficiario se ha situado en 781,8 euros al mes, mientras que a nivel nacional este importe ha sido de 815,6 euros.
El crédito al sector privado en Andalucía es el indicador que mejor nos muestra el comportamiento pasado y presenta del panorama financiero regional. En el gráfico adjunto podemos ver el crecimiento excesivo del crédito durante la fase previa a la crisis mundial, y como la fase actual de desapalancamiento financiero de la economía aún prosigue hoy en día, incluso con las medidas excepcionales del BCE. La reducción del endeudamiento es positivo, en tanto que recupera la capacidad financiera de empresas y hogares, y máxime después de la borrachera de deuda que se produjo por la disponibilidad abundante de crédito al sector privado que tuvo como consecuencia la generación de la burbuja inmobiliaria y otras menos conocidas. Ahora bien, la reducción drástica del endeudamiento causado por factores exógenos, provocó un derrumbe del consumo y la inversión, y en consecuencia del empleo en una economía que como la andaluza tenía poca orientación exportadora que hubiese sostenido parte del empleo de unos sectores demasiado orientados al consumo interno. El cambio de tendencia en el comportamiento del crédito es una buena noticia, en cuanto que implica una mejora del consumo gracias a la recuperación de la capacidad financiera de los hogares. Aunque el cuarto trimestre del 2015 ha arrojado un descenso del -5,9% en el volumen total de crédito al sector privado en Andalucía, hay que matizar que el crédito nuevo se está recuperando, lo que implica que aunque estamos en una fase de consolidación crediticia, ha comenzado a recuperarse el crédito al consumo de las familias, en parte por la mejora de rentas y en parte por la disponibilidad de los bancos comerciales a prestar.
Los beneficiarios de prestaciones por desempleo durante la crisis |
La crisis ha puesto a prueba el sistema de protección social de los países que como España la han sufrido intensamente. Es evidente que el sistema no estaba preparado para una recesión tan fuerte como la vivida, y que incluso habría sido más dramática si no se hubiese puesto en marcha una expansión fiscal sin precedentes que ha supuesto multiplicar por tres la deuda pública durante dicho periodo. Hay que tener en cuenta que ningún modelo de protección social está preparado para un crecimiento del desempleo tan rápido como el vivido, que ha dejado sin ingresos laborales a una parte significativa de la población. En parte, debido al modelo productivo que concentró los recursos disponible hacia sectores intensivos en mano de obra, pero con baja productividad e imposible de reorientar su producción hacia el exterior. En el gráfico adjunto se puede ver la evolución de las prestaciones por desempleo desde 2005 en Andalucía. Las prestaciones contributivas fueron las que crecieron rápidamente al comienzo de la crisis, en gran medida porque los trabajadores habían cotizado en el seguro de desempleo, y por tanto tenían derecho al percibirlo cuando fueron despedidos. También se puede ver como a partir de 2012 comienza un descenso importante de este tipo de beneficiarios, pero no porque hubiesen encontrado empleo y por tanto dejan de percibir la prestación, sino porque han agotado el plazo máximo y no encontraron otro empleo.
Mientras que la prestación contributiva perdía peso en el total de beneficiarios de prestaciones por desempleo, el subsidio comenzaba a ganar peso, hasta el punto de triplicarse en dos años, y mantenerse así hasta la incipiente recuperación percibida a partir de 2014. En el gráfico se puede observar como el subsidio ha sido una pequeña tabla de salvación para muchos hogares en Andalucía, ya que sin esta prestación el daño social ocasionado por la crisis habría sido bastante peor. A raíz de toda esta problemática generada durante estos años, han salido a la opinión pública diversos ideas o soluciones para intentar mejorar el sistema de protección social de sus ciudadanos. Como siempre que se analiza algo en caliente, las propuestas aunque sean interesantes, justas e incluso razonables, sólo deberían ser aplicables en una situación excepcional. Pero no tiene sentido aplicar medidas excepcionales una vez normalizada la situación, y por tanto no parece razonable construir un nuevo sistema de protección laboral y social pensado para una situación de excepcionalidad como la vivida. La solución en todo caso es evitar que se produzcan estas circunstancias en el futuro, y para ello hace falta una estructura productiva con características diferentes a las que existían en la década pasada.
El origen principal de la pobreza relativa en Andalucía durante la crisis ha sido la pobreza laboral, es decir, la falta de empleo y oportunidades laborales en la región. Este desempleo crónico amplificado por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y financiera, y la falta de recursos para atender una situación excepcional es lo que ha llevado a la sociedad andaluza hacia el límite. Ahora bien, sabiendo el guión de lo acontecido, lo que habría que proponer es el modelo productivo post-crisis para evitar en lo sucesivo que este tipo de situación difíciles en produzcan en el futuro. Por tanto aunque el sistema de protección laboral debe estar pensado para mitigar los schock económicos imprevistos y exógenos, antes debemos evitar episodios intensos de desempleo provocados por errores en la orientación económica de los recursos de la región.
Por último destacar el comportamiento de las prestaciones del subsidio eventual agrario que ha reducido en un tercio el número de beneficiarios en Andalucía desde 2005. Esta prestación que sólo reciben los trabajadores eventuales agrarios andaluces y extremeños es fuente de controversia política, aunque hay que matizar que en enero de este año sólo ha supuesto el 11,8% del total de prestaciones (44,3 millones de euros), y el 2,5% del total de prestaciones a nivel nacional. El endurecimiento de las condiciones para acceder a este tipo de prestaciones, y el paso de trabajadores eventuales a la situación de jubilación están en el origen de la importante reducción de beneficiarios de esta prestación.
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